VALÈNCIA, 25 (EUROPA PRESS)
El primer estudio sobre brecha digital y discapacidad realizado en la Comunitat Valenciana revela que el 14,3% de las personas con diversidad funcional no se manejó bien con las tecnologías durante el confinamiento duro de 2020.
Entre este colectivo, que alcanza las 300.000 personas en la Comunitat, el 57,1% no siempre se desenvuelve bien en la red y el 42,9% tiene algún problema, mientras el 17,1% no tiene internet en su casa y el 2,9% nunca consigue acceder.
Son algunas de los datos que arroja la investigación ‘Brecha digital y discapacidad. Una visión desde las entidades’, elaborada por la Cátedra DicaTIC de la Generalitat y la Universitat Politècnica de València (UPV) y presentada telemáticamente este martes. La segunda edición se pondrá en marcha en los próximos meses para ir más allá.
Al margen de las nuevas tecnologías, una de las conclusiones más llamativas es que la pandemia ha disparado de alguna forma el riesgo de exclusión social del 31,9 al 48,4% en la Comunitat. Esto demuestra que una “gran oportunidad” para revertir la tendencia, ha defendido la investigadora y profesora Chele Esteve.
También llama la atención que el grupo de mujeres con diversidad funcional es más vulnerable y que los bajos niveles de formación agudizan las situaciones de pobreza, así como que la brecha digital acentuó graves problemas de soledad o ‘info-exlusión’ durante el primer confinamiento.
EL 22% NO PUDO SEGUIR CLASES ONLINE
En los meses de encierro, entre marzo y mayo de 2020, hasta el 22,4% de los discapacitados valencianos no pudo acceder a la formación digital y a los recursos educativos online, algo relevante cuando el 37% de los cursos o jornadas dirigidos al colectivo se realizó por internet en los dos últimos años.
Como causas de la brecha digital, los especialistas consultados apuntan a los problemas de usabilidad (77,1%), falta de suficientes soluciones tecnológicas (42,9%) y barreras económicas (37,1%). De cara al futuro, las tecnologías que les pueden ser más útiles son las del habla y el lenguaje, los asistentes virtuales y los ‘wearables’ y el Internet de las cosas, mientras el reconocimiento facial obtiene la puntuación más baja.
Aunque algunos de los datos revelan una amenaza de exclusión social por la pandemia, no todos son negativos. La tecnología ha ayudado al 82,9% de los discapacitados a normalizar sus relaciones con los demás e incluso ha sido clave para facilitar su acceso a la educación del 62,9%.
UNO DE CADA CUATRO NO TIENE RRSS
El estudio desvela además que las ‘apps’ que más utilizan son Facebook e Instagram, las de mensajería como Whatsapp y las de videollamadas, pero también las de ocio, cultura y educación y las relacionadas con la salud. Por contra, llama la atención que el 25,7% no dispone de redes sociales.
Otra de las conclusiones es el potencial de las nuevas tecnologías en su día a día en ámbitos como el transporte, la búsqueda de empleo o el papeleo, así como para su desarrollo personal. Hasta el 57,1% disfruta del ocio tecnológico en su tiempo libre y el 25,7% encuentra trabajo gracias a sus dotes digitales.
“Me encanta mi tablet” es el comentario de Pepe Moreno, un familiar con síndrome de Down de la investigadora, que sirve como ejemplo para dejar claro que “hoy en día es posible” que las pantallas les hagan la vida más fácil aunque nunca pensaran que fuera posible.
Otro de las respuestas positivas que ha resaltado la profesora es la de uno de sus alumnos, que está interesado en recoger móviles en la universidad para darles una segunda vida y destinarlos a quienes lo necesitan. A partir de ahí, ha planteado como posible solución crear un banco de materiales digitales y distribuirlos para dar visibilidad a la causa.
El proyecto recoge tres casos de empresas valencianas que luchan contra la brecha digital: Everycode, que proporciona accesibilidad online sin modificar una web; Visualfy, con su sistema de detección inteligente que escucha permanentemente los sonidos del entorno, y Doble Equipo y BJ Adaptaciones con su aplicación ‘DictaPicto’ que permite pasar un mensaje de voz o escrito a imágenes.
NO DEJAR A NADIE ATRÁS
“Nuestra premisa debe ser clara: nadie, absolutamente nadie, debe quedar atrás”, ha resumido el director de la cátedra, Manuel Martínez, en una llamada a que la Generalitat esté “atenta” a los cambios y tenga en cuenta la accesibilidad digital e inclusiva en la legislación.
Como consellera de Sociedad Digital, Carolina Pascual ha defendido que las nuevas tecnologías pueden ayudar a paliar el preocupante aumento del riesgo de exclusión y a evitar “nuevas brechas”. “Hay que avanzar como sociedad sin dejarnos a parte de ella en el camino”, ha reivindicado en su mensaje pregrabado, haciendo notar que la tecnología por sí misma no tiene sentido si no se utiliza bien.
Por parte de las entidades, el presidente del CERMI CV, Luis Vañó, ha confiado en la digitalización como oportunidad para ellos siempre que se extienda de forma igualitaria, sin generar “nuevas fracturas” por su diseño y por la falta de dinero. “Tenemos mucho que aportar a la transformación digital, no podemos quedarnos fuera”, ha alentado.
En definitiva, todo ello muestra que la sociedad afronta un proceso “crucial” y un cambio de paradigma en las relaciones entre personas, algo que la administración “puede y debe fortalecer”, como ha constatado la vicerrectora de Responsabilidad Social de la UPV, Rosa Puchades.
El estudio partió de un cuestionario remitido a las principales entidades de discapacidad via ‘e-mail’ o Whatsapp a través de la herramienta de encuestas Survio, con la respuesta de 34 especialistas. También se convocó un panel de expertos con la participación de CERMI y COCEMFE (personas con discapacidad física-orgánica), PlenaInclusión y ASINDOWN (discapacidad mental-intelectual), la ONCE (visual), FESORD y Helix (auditiva).
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