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Un estudio cuestiona la relación entre el Covid-19 y la diabetes en los jóvenes

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MADRID, 23 (EUROPA PRESS)

Una investigación presentada en la reunión anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) que se celebra este año en Estocolmo (Suecia) ha cuestionado la relación entre el Covid-19 y la diabetes en los jóvenes, señalando que el hecho de dar positivo en las pruebas de detección del coronavirus se asocia a un aumento del riesgo de diabetes de tipo 1 de nueva aparición en personas menores de 35 años, si bien sólo el primer mes tras la infección.

Esto puede ser debido, tal y como han detallado los investigadores, al aumento de las pruebas en torno al momento del diagnóstico de la diabetes y por el hecho de que el COVID-19 precipite la diabetes en quienes ya la están desarrollando.

El estudio vinculó los datos de los resultados de las pruebas de COVID-19 con el registro escocés de diabetes para el período comprendido entre marzo de 2020 y noviembre de 2021, y se comprobó si este período de infección por COVID-19 se asociaba con un mayor riesgo de diabetes.

“Nuestros hallazgos ponen en duda si existe una asociación directa entre el COVID-19 y la diabetes de tipo 1 de nueva aparición en adultos y niños”, ha dicho la coautora y profesora del Public Health Scotland y la Universidad de Edimburgo (Escocia), Helen Colhoun.

En la diabetes de tipo 1, que suele aparecer durante la infancia o la adolescencia, el sistema inmunitario ataca a las células productoras de insulina, pero se desconoce el motivo. Una de las teorías es que el sistema inmunitario puede desencadenarse por una infección vírica y entonces, accidentalmente, también atacar a las células productoras de insulina. También se ha sugerido que las infecciones víricas pueden aumentar la tasa de progresión de la diabetes de tipo 1 en personas que aún tienen niveles normales de azúcar en sangre.

En este estudio, Colhoun y sus compañeros vincularon los datos a nivel individual sobre las infecciones de SARS-CoV-2 confirmadas por PCR de la Base de Datos de Comunicación Electrónica de Vigilancia, que recoge todas las pruebas de PCR para COVID-19 a nivel nacional, con las fechas precisas de todos los nuevos diagnósticos de diabetes tipo 1 del registro nacional de Escocia (que se actualiza diariamente).

Durante el periodo de estudio fue obligatoria una prueba PCR de confirmación para todos aquellos con una prueba de antígenos (flujo lateral) positiva. El aspecto importante del trabajo es que se disponía de las fechas exactas de diagnóstico de la diabetes, a diferencia de lo que ocurría en algunos estudios anteriores, lo que permitía establecer la secuencia temporal del COVID-19 y la diabetes de tipo 1.

Entre marzo de 2020 y noviembre de 2021, un total de 365.080 niños y adultos tuvieron al menos una infección detectada por SARS-CoV-2, y 1.074 fueron diagnosticados con diabetes tipo 1. El análisis no encontró ninguna asociación entre la infección por SARS-CoV-2 y la diabetes de tipo 1 de nueva aparición 30 días o más después de la infección, o en los menores de 16 años, contrario a varios estudios presentados anteriormente.

Sin embargo, los investigadores sí descubrieron que los niños y adultos con un primer resultado positivo de SARS-CoV-2 tenían 2,5 veces más probabilidades de ser diagnosticados de diabetes en los 30 días siguientes a la infección, en comparación con los que no tenían una infección registrada anteriormente; este riesgo era más de tres veces mayor en los menores de 16 años.

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Ahora bien, los autores subrayan los sólidos argumentos en contra de un efecto causal de COVID-19 subyacente a esta asociación. De hecho, otros análisis que investigaron el patrón de las pruebas de COVID-19 en relación con el diagnóstico de diabetes de tipo 1 hallaron una mayor frecuencia de pruebas de SARS- CoV-2 en los días anteriores y posteriores a la manifestación de la diabetes, tanto para los resultados negativos como para los positivos.

Esto sugiere, según los autores, que la asociación puede explicarse en parte a una mayor detección de la infección en este momento. Los autores también señalan que el tiempo medio desde la aparición de los síntomas de la diabetes de tipo 1 hasta el diagnóstico en los menores de 16 años en Inglaterra es de unos 25 días.

Por lo tanto, es probable que muchos de los que dieron positivo en la prueba de COVID-19 en los 30 días siguientes al diagnóstico de diabetes ya tenían diabetes en el momento de la infección. Los análisis tampoco encontraron ninguna asociación entre el estado de vacunación contra el COVID-19 y la diabetes de tipo 1 de nueva aparición en adultos (pocos niños fueron vacunados durante el periodo de estudio), lo que proporciona más pruebas contra un efecto causal de la infección por el SARS-CoV-2 en el desarrollo de la diabetes.

Los investigadores también examinaron las tendencias de la incidencia de la diabetes de tipo 1 en los niños escoceses de 0 a 14 años antes y durante la pandemia y, descubrieron que la incidencia en 2020-2021 era alrededor de un 20 por ciento más alta que la media de 7 años comprendida entre 2015-2021.

Sin embargo, señalan que, basándose en las estimaciones de Inglaterra, el curso temporal del aumento de la incidencia de la diabetes en los niños de 0 a 14 años fue anterior a la mayor parte de la incidencia acumulada de la infección por el SARS-CoV- 2 en este grupo de edad (de junio de 2021 en adelante), lo que sugiere una falta de asociación causal entre el COVID-19 y los índices de diabetes.

“Nuestros hallazgos muestran que es necesario considerar otras causas, además de la propia infección por COVID-19, en relación con el aumento de la incidencia de la diabetes de tipo 1”, ha enfatizado el coautor del estudio y profesor de Public Health Scotland y la Universidad de Edimburgo (Escocia), Paul Mckeigue.

Finalmente, los autores recalcan que, aunque su estudio fue amplio, se necesitan más análisis que recojan la parte más reciente de la pandemia y las variantes más recientes. También señalan que, hasta que no se realizaron las pruebas masivas en el tercer trimestre de 2020, no se detectaron la mayoría de los casos de COVID-19 en personas jóvenes, lo que podría limitar las conclusiones que se puedan extraer.


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