La incidencia de la fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica en la población vasca oscila entre el 2% y el 4%

BILBAO, 10 (EUROPA PRESS)

La fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica afectan a entre un 2 y un 4% de la población vasca, enfermedades que se caracterizan por dolor generalizado musculoesquelético, acompañado de fatiga, trastornos del sueño, alteraciones del estado de ánimo y dificultades cognitivas.

Con motivo de la celebración del Día Mundial de la Fibromialgia y Fatiga Crónica, que se celebra el 12 de mayo, los doctores Fernando Torre Mollinedo y Rubén Álvarez, de los hospitales Quirónsalud Bizkaia y Vitoria, han asegurado que los afectados por esta dolencia sienten “un cansancio extremo que no mejora con el descanso y que se acompaña de otros síntomas como dolores musculares, cefaleas y problemas de concentración”.

Según han precisado, ambas enfermedades “están relacionadas” porque los pacientes “tienen como uno de sus síntomas la fatiga”. El diagnóstico de estas enfermedades “puede ser complejo”, ya que no existe una prueba específica.

“Los pacientes con estos síntomas son incomprendidos por la sociedad general y por ciertos grupos médicos”, según ambos médicos, que aseguran que “es fundamental realizar una historia clínica completa, descartar otras patologías que puedan presentar síntomas similares, personalizar y realizar un abordaje integral”.

Ambas enfermedades, que afectan a entre el 2% y el 4% de la población vasca, son crónicas “y los tratamientos para mejorar la calidad de vida de los pacientes han evolucionado en los últimos años”. “Los tratamientos con fármacos neuromoduladores, que incluyen antidepresivos, anticonvulsivantes, se combinan con analgésicos y relajantes musculares para aliviar el dolor, la fatiga y mejorar el estado de ánimo”, aseguran.

Entre las recomendaciones destacan las relacionadas con el estilo de vida, “como una dieta saludable, ejercicio regular y técnicas de relajación, que pueden contribuir significativamente al bienestar general de los pacientes”.

Una segunda fase de actuación en el abordaje son los tratamientos endovenosos “con fármacos como la lidocaína o el magnesio que mejoran especialmente la hipersensibilidad al roce”, ya que “algo tan cotidiano como el roce de una sábana o camiseta, afecta de forma aumentada en estos pacientes y les condiciona notablemente en sus actividades del día a día”.

Ambos especialistas coinciden en que en “aquellos casos en los que otras terapias no sean suficientes, la estimulación magnética transcraneal es una opción terapéutica que favorece la plasticidad neuronal”, lo que supone crear “nuevas vías para que la información viaje por el cerebro y evite las vías que generan dolor”.

Se trata, según manifiestan, de una técnica “no invasiva e indolora” que, entre otras cosas, “sirve para disminuir el dolor con el empleo de campos magnéticos”.